... de la Red Raudo el impetuoso viento llegó de pronto y galopando sobre su ardiente espalda apareciste tú: una luciérnaga con alas de oro remontando el ocaso del sol sobre los montes, igual que una efímera lluvia de una primavera ya en ciernes. Y fue entonces... cuando todos los vidrios mojados de aquella vieja ciudad te recibieron exultantes,
... de la Red He cruzado con mi sangre tu sangre inmaculada; mi herida inmortal con tus manos de ángel. Y he visto cómo allí donde planté crecía una débil llama dentro de tu rojo corazón. Todo ha sucedido como a través de un sueño. Y aquí y ahora florece en medio de los dos un gran árbol en llamas: tú y yo abrazados ardemos para