... de la Red He cruzado con mi sangre tu sangre inmaculada; mi herida inmortal con tus manos de ángel. Y he visto cómo allí donde planté crecía una débil llama dentro de tu rojo corazón. Todo ha sucedido como a través de un sueño. Y aquí y ahora florece en medio de los dos un gran árbol en llamas: tú y yo abrazados ardemos para
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